Actualmente, cuando se habla de competencia o características de éxito
en las personas es común que éstas estén orientadas a la adaptación o
promoción del cambio. Muchos dueños de empresas buscan individuos que
favorezcan a su empresa y que tomen decisiones con mayor facilidad.

Sin embargo muchos no se mueven a la par de los negocios. Es común
que dentro de los equipos de trabajo existan cuestionamientos, rechazo y
negación ante los cambios,
incluso cuando sean favorables para el bien común. No nos detendremos
en las causas; son tantas como lo son el número de personas.
La reacción al cambio no puede evitarse…pero puede atenuarse y permitir que sea aceptado poco a poco. Al final, los cambios son inevitables,
ya sea por la imposición o por costumbre, sin embargo el beneficio que
se debe buscar es que estos ocurran de la manera más rápida y con las
menores pérdidas posibles. Esto se traduce en ganancias de tiempo,
acciones y por supuesto dinero, tanto a corto como a largo plazo.
Un líder orientado al cambio debe medir su terreno y tomar acciones
considerando el beneficio para la organización sin perder de vista a
todos sus actores.
¿Cómo lograr un cambio más rápido y con menos obstáculos? Las ocho propuestas.
1. Sé sensible con las personas. Ante todo recuerda que lo que para ti pueda ser “benéfico” tal vez para otros signifique incomodidad.
Debes medir el impacto en el mayor número de personas, entender cómo
les afecta. Habrá ocasiones que una mala decisión pueda evitarse
considerando esto.
2. Transmite. Tal vez es lo más importante. Los demás no aceptarán el cambio si no lo conocen o no lo entienden. Difunde la información de
forma puntual y transparente en el lenguaje propio de cada nivel de la
organización. Aunque el cambio sea drástico, es mejor un enojo que una
desilusión por falta de credibilidad.
3. Disminuye el impacto. Estudia el cambio; resalta
sus beneficios por encima de sus desventajas. Haz que la gente se vuelva
aliada de las razones y aproveche en su beneficio lo que van a obtener y
no lamentar lo que va a perder. Explica detalladamente en cada nivel la
importancia de las decisiones que se toman. Es muy importante
comunicarlo con anticipación para que la gente tome las medidas necesarias.
4. Compensa. De ser posible, previo al cambio, busca
negociar beneficios para las personas que trabajan contigo para que
todo sea aceptado con mayor facilidad.
5. Aprovecha todos los medios posibles. Sé creativo
en cuanto a las formas de hacer llegar el mensaje. Utiliza la red, los
espacios visuales, recursos multimedia, haz dinámicas, etc.
6. Forma agentes de cambio. Identifica expertos con
liderazgo orientados al cambio en tu organización. Convéncelos y haz que
transmitan el mensaje como tú lo harías. Vuélvelos un ejemplo y permite
que hagan permeable la idea. Mientras más gente sea partidaria del
cambio se multiplicará el resultado.
7. Apoya a los que no están conformes. Nunca se
trata de castigar a quienes no están a favor del cambio. En muchas
ocasiones ellos tienen las ideas o aportaciones para impulsar de mejor
manera el objetivo. Hay que hacerlos partícipes.
8. Fomenta una cultura de cambio. Aunque trillado,
bien dicen que el cambio es la única constante. Acostumbra a tu
organización a que los cambios son necesarios. Desarrolla constantemente
el hábito, capacítalos y comunícate formal y continuamente con todos.
El resultado esperado es un equipo abierto y participativo. El cambio
es un platillo que se termina más rápido mientras más personas lo
muerden. ¡Haz que suceda!
No hay comentarios:
Publicar un comentario