Con el objetivo de acercar las posibilidades de la impresión en 3D a
todo el mundo, un profesor asociado de la Universidad Tecnológica de
Michigan (MTU) ha desarrollado con éxito una impresora 3D que no
necesita electricidad para funcionar, ya que lo hace gracias a la energía solar.
Para lograrlo, Joshua
Pearce ha combinado las posibilidades de la energía solar y la
impresión en 3D, creando dos impresoras distintas que se adaptan a
diferentes usuarios y situaciones. La primera de ellas estaría
más bien enfocada al mundo de la educación y laboral, mientras que la
segunda estaría dirigida a países en desarrollo. La primera es
una impresora bastante grande, ya que para alimentarse, cuenta con
varios paneles solares y la impresora 3D está ubicada en un lateral.
Por tanto, no está pensada para estar desplazándola, sino que la idea
es ubicarla en algún lugar con grandes cantidades de luz y poder
imprimir objetos en 3D en cualquier ocasión, de una forma eficiente y
responsable con el medio ambiente. En cuanto a la segunda
impresora, ofrece unas dimensiones más reducidas. De hecho, está pensada
para ser plegada y guardada en una especie de maleta. Una vez
abierta, es capaz de imprimir pequeños objetos en 3D, aunque sus
posibilidades no son comparables a las que ofrece su hermana mayor.
Tal
y como afirma su desarrollador, al tratarse de un proyecto de código
abierto, la impresora puede hacer lo que la gente quiera que haga. Sin
duda, estamos ante un proyecto de lo más interesante y con un futuro
prometedor.
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