Emprender por definición tiene un riesgo. ¿Hasta dónde estás dispuesto de ir para convertir tu sueño en realidad?
Había un tiempo donde estaba dispuesto a pagar prácticamente cualquier precio para convertir una idea en realidad. Se echaban las horas que hacía falta, se sacrificaba tiempo con amigos y en consecuencia la vida social. Daba por hecho que todo el mundo tenía que compartir mi criterio y asumir el mismo sacrificio. Uno de mis errores era confundir horas en la oficina con compromiso por la causa (y con ello me refería a la start-up que estábamos montando).
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El riesgo no es tanto fracasar con una idea negocio. Si, es doloroso y nadie quiere acabar con ese sello de “fracasado”. Aunque sea lento, las cosas van cambiando poco a poco. Siempre habrá algún idiota pero cada vez más personas valoran más el hecho de haberse levantado que haberse caído. El riesgo del que hablo en este post es otro.
Los temas económicos nunca me han importado. Hacerse rico gracias al hecho de haber creado una start-up nunca fue mi motivación principal para levantarse por la mañana y seguir empujando del carro. El problema es que el dinero no importa hasta que importa. Las personas vamos evolucionando en diferentes campos de forma paralela. Si las cosas van bien avanzamos tanto a nivel personal como profesional.
En los últimos 10 años me he convertido de estudiante a emprendedor. A nivel personal he madurado de un chico joven de 25 años a ser un marido con 2 hijos. Las prioridades van cambiando y con ello el nivel de riesgo que quieres asumir. En ocasiones simplemente no puedes correr un riesgo porque tienes familia que podías asumir sin ningún problema cuando eras soltero.
Ser emprendedor de una start-up es vivir al límite. No es una forma de ganarse la vida sino va mucho más allá. Es un estilo de vida. Te tiene que gustar también el sufrimiento aunque suene extraño. Te tienen que “poner” esos altibajos que vives de forma continúa. Estarás cerca de volverte loco en ocasiones y te quemarás si no te das cuenta.
No le recomiendo a nadie convertirse en emprendedor. Para la mayoría el precio que hay que pagar por vivir esta vida no merecerá la pena. No tendrán la pareja que les apoye en momentos difíciles. El riesgo es demasiado elevado. Hacerse rico como emprendedor es casi como ganar en la lotería. Existen casos que salen en las noticias pero no es lo normal.
Si quieres probar este estilo de vida hazlo cuando puedas. Hazlo cuando tu vida personal no dependa de los ingresos de cada mes para pagar la hipoteca. Hazlo con cabeza. Asume rápidamente las consecuencias y tira la toalla si las cosas no van bien. No rendirse está bien pero no te pongas a luchar contra molinos.
No quiero que esto sea un post negativo. Un momento bueno puede compensar muchos malos. Por lo menos así lo vivo yo. Si es tu caso probablemente también eres emprendedor y no te interesa vivir una vida más fácil…
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